viernes, 16 de septiembre de 2011

Web 2.0 : todos somos vulnerables

Wikileaks y Anonymus son las primeras expresiones de que en el universo digital nada es totalmente imposible. Somos vulnerables y cada vez se amplía más el número de blancos a impactar con las populares hackeadas.

Colombia no ha pasado desaparercibida en esta historia de intromisiones en los predios digitales. La cada vez más agitada política nacional, el periodismo y la farándula han sido los blancos más susceptibles a la hora de descubrir sus secretos, o simplemente sabotear las actividades diarias digitales de los rock star de la esfera nacional.

No sé si es válido pensar que existen razones de peso para violar la seguridad de una cuenta y contarle al mundo los secretos de una persona. Tal vez, y opuesto a lo que últimamente a algunos les ha dado por pensar, para mí no hacerlo es simplemente una cuestión de ÉTICA.

Quienes se han robado el show en la esfera digital y en la cotidiana han sido el grupo Anonymus, el cual parece tener células en cada esquina del planeta. Cada vez más su estructura parece una logia en la que los adeptos se van sumando por simple afición a los pensamientos, apariencias, o por el simple hecho de poder pertenecer a una moda internacional.

¿Cuál es su justificación?¿Por qué lo hacen? Argumentan que su acción no es otra que la derivada de la intención de reivindicar la libertad de información. El hecho es que, sin importar razones, este grupo ha demostrado cada vez más la vulnerabilidad de quienes habitamos en la red.

Dar un clic, poner un correo electrónico, mandar una imagen, conversar, chatear, dar un teléfono, pasar información confidencial y hasta coquetear en secreto se han convertido en actividades cada vez más peligrosas y desnaturalizadas, porque ahora se busca estrategia para hacerlo, se piensa en la vulnerabilidad, el peligro es evidente y todos estamos en la mira.

¿La cura para este creciente mal? Tal vez no estar en la red, pero eso es como no existir. Al habitar la red se corre este peligro, la única sugerencia: no diga ni haga nada de lo que se pueda arrepentir. Habitamos en las letras de George Orwell en 1984: estamos vigilados.


Recomiendo leer: Sabotaje al corazón de Hollywood, de El País de España. Leer aquí.

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