miércoles, 21 de septiembre de 2011

LA CARAVANA DE LA DEMOCRACIA 1

La Caravana de la Democracia pasó por Medellín. Este equipo periodístico pasó por nuestra ciudad y se concentró en los tres candidatos con mayor opción para suceder a Alonso Salazar Jaramillo: Aníbal Gaviria, Luis Pérez y Federico Gutiérrez. Con ellos se realizó un debate en el que, mientras se presentaban las propuestas técnicas, sobresalió el talante de cada uno de los candidatos.

Federico Gutiérrez: “Yo me llamo…”

El buenazo de Federico hizo gala de su optimismo y carisma. Todo augura que estará en la baraja de candidatos buenos para el período 2016 - 2020. El desconocimiento que todavía la gente tiene de él lo está superando recorriendo a pie la ciudad, mirando a los ojos a la gente, al mejor estilo de Sergio Fajardo desde hace 12 años. Hasta en su look, Fico parece participando en “Yo me llamo…”

Lo mejor de este diligente muchacho es su carisma. Y sus barras se hicieron sentir al final de debate cuando afirmó que no se inclinaría en favor de ningún candidato sino que ganaría las elecciones el 30 de octubre. Hombre de fe, y eso se le abona. Y las sorpresas también pueden ocurrir.

Su talón de Aquiles es la ambigüedad que maneja ante la actual administración: montó un discurso basado en dos estrategias. La primera es criticar a Alonso Salazar pero aplicar las soluciones de esta administración. Un ejemplo. Frente a la movilidad, señala que “Medellín está en un caos”, a renglón seguido, dice que él “hará un tranvía y dos cables al oriente”. Claro, no dice que esa obra ya está contratada por Alonso Salazar y garantizada su financiación con el crédito de 250 millones de dólares que entregó la Agencia Francesa de Desarrollo por el excelente manejo de las finanzas en esta ciudad.

La segunda, llevar todo al tema de la seguridad. Y ahí, ofrece un “Consejo de seguridad diario”. Ni Uribe se le midió a eso, y eso que contaba con “un buen muchacho en el DAS”.

Si leemos con cuidado las respuestas de Fico, veremos que es más continuista que Gaviria, sólo que se ubicó en la estrategia de posicionar a Uribe como su asesor, lo cual hoy, por las decisiones judiciales, tiene más de negativo que de positivo.

Esta ambigüedad le da a su campaña un toque de hipocresía electorera, pues sabemos que su proyecto político es más cercano a Sergio Fajardo que al rancio uribismo campesino que hoy lo frena.

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