lunes, 18 de julio de 2011

Partidos, la misma historia

Hernando Gómez Buendía
Publicado el 18 de julio de 2011 en El Colombiano. Medellín

Colombia es un país de partidos. Pero los partidos viejos han fracasado estrepitosamente y los intentos de crear partidos nuevos siempre fracasan muy ruidosamente.

Dicho de modo más preciso: los partidos de maquinarias tienen éxito porque llegan al poder, pero fracasan porque llegan corruptos. Y los partidos de opinión son refrescantes, pero desaparecen sin lograr casi nada.

Los partidos-maquinaria llegan corruptos porque son federaciones de caciques que reparten puestos y contratos a cambio de los votos. Los de opinión desaparecen porque son minorías que además acaban divididas.

Los partidos de gobierno fueron siempre los dos tradicionales. Hoy son la U, Cambio Radical, el Liberal y el Conservador; y los partidos nuevos o intentos de partidos son por supuesto el Polo y el Verde.

El principal cambio de los últimos años consistió en que el Partido Liberal pasó a llamarse "Partido de la U", y las facciones del liberalismo que siempre han existido, ahora se llaman Cambio Radical, PIN y, cómo no, Partido Liberal (el de Gaviria y Rafael Pardo).

Estos cambios de nombres se debieron a que Santos y Vargas aprovecharon el arrastre de su jefe Uribe para inventar "partidos" de bolsillo y los congresistas liberales se trastearon a las toldas de la U o de Cambio Radical. El partido conservador se trasteó al uribismo por los puestos y porque las ideas del "liberal" Uribe en realidad son archi-conservadoras.

El futuro de los partidos de gobierno es previsible: volverán a juntarse bajo el paraguas del Partido Liberal, porque nacieron de él y porque les conviene. El presidente Santos tiene, claro, el problema de que él mismo se inventó la U para llegar a ser el sucesor de Uribe; pero tiene un problema peor, que es Uribe, y la manera de acabar de quitárselo de encima es reencauchar el Partido Liberal, porque Uribe no vuelve ni muerto a ese partido. ¿Y los conservadores? Pues seguirán viviendo de las memorias de Caro y Ospina, más las migajas de gobierno que consigan.

Tenemos pues que los dos partidos viejos siguen siendo los partidos de gobierno: ellos y solo ellos son capaces de reunir los votos necesarios para ganar las elecciones nacionales (en elecciones locales las cosas pueden ser distintas).

Pero queda, digamos, un 25 o un 30% de voto "de opinión", el que se mueve por ideas, imágenes o emociones asociadas con las grietas sociales más profundas (clases sociales, origen étnico, religión, visión del mundo?). Los partidos nuevos apelan a esas grietas, y por eso tenemos un partido religioso como el MIRA, uno étnico como la ASI, uno de clase como trató de ser el Polo, y un partido de cultura como el Verde.

Estos partidos o intentos de partidos sin duda alguna refrescan la política, hacen salir a flote las identidades y nos asoman a un proyecto de país alternativo. Pero no pueden llegar al poder, precisamente porque son minorías. Entonces optan por quedarse en lo suyo (los partidos cristianos, los indígenas, los de izquierda tipo MOIR o Partido Comunista) o tratan de crecer mediante alianzas que a poco andar se rompen por hechizas:

- Es el caso del Polo, que intentó amalgamar la izquierda intelectual, la burocracia sindical y la Anapo familiar-populista, para acabar en la ruptura lánguida que estamos presenciando.

- El caso de los Verdes, que quisieron aunar las voces de la ciudad más moderna (cuatro exalcaldes creativos), pero acabaron rotos ante el dilema de mantener la marca cultural que suscitó la "ola verde" en cabeza de Mockus o asegurarse una cuota de poder en alianza con los partidos de gobierno (Peñalosa).

El futuro de los partidos de opinión es igualmente predecible: el Polo y el Verde dejarán de existir en unos años o quizá en unos meses, y otros partidos nuevos seguirán intentando enderezar, por fin, la historia de Colombia

O sea, como dije, que afortunadamente somos un país de partidos pero infortunadamente de partidos fracasados.

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