lunes, 28 de noviembre de 2011

Acerca del inconveniente de no ver

Jorge Giraldo Ramírez
EL COLOMBIANO
Publicado el 28 de noviembre de 2011
Aprendimos por la filosofía y la literatura sobre los problemas que se derivan de no ver, no poder ver, no querer ver o hacerse el que no ve aunque se esté viendo.

Hablaré de los casos de no ver lo evidente y de aquello evidente que no se ve, y las dos facetas de un tema actual.

Pensemos en la invitación que hizo hace siglo y medio Hans Christian Andersen cuando escribió el cuento "El traje nuevo del emperador". Trata del engaño que un par de truhanes hacen a un emperador vanidoso y a un pueblo temeroso, al fin desvelado por la inocencia de un niño que grita sin más "el rey está desnudo". Por la misma época, Edgar Allan Poe escribió "La carta robada", que nadie ve hasta que el detective Dupin se percata de que, a veces, lo más invisible es lo evidente.

Conectando con un tema prosaico, tenemos en las últimas semanas un caso en el que no se ve lo evidente.

Resulta que los jefes de las principales facciones políticas que apoyaron a Luis Pérez Gutiérrez en su candidatura a la alcaldía fueron César Pérez García y Óscar Suárez Mira, los dos están en la cárcel, el uno condenado por paramilitarismo y el otro investigado; pero, aún así, estamos en una veloz investigación para determinar si es cierto que el crimen rondó las elecciones.

Ahora, lo evidente que no se ve. Esta semana (22-11-11) aterrizó en Asia central la nave Soyuz. Trajeron una serie de fotografías que alguno de los tres cosmonautas tomó de la tierra. Imágenes insólitas tomadas desde una distancia intermedia entre la de un avión normal y un satélite viajero del sistema solar. En el mismo año en que nos escandalizaron con el nacimiento del ser humano número 7 mil millones, alguno de los tripulantes pudo haber dicho que no vio al hombre. Al fin y al cabo, estamos cumpliendo 50 años del viaje de Gagarin al espacio exterior y de su sentencia: "No vi a Dios".

No sabemos cuál de las dos sea más estúpida. Si la hipotética "no vi al hombre" o la histórica "no vi a Dios". Finalmente, es ordinariamente cierto que ni la lente ni el ojo ven al hombre o a Dios, pero en estos casos es más verídico lo que no se ve desde esas perspectivas. Por más que no se vea desde ciertas alturas el hombre existe y sin el hombre la Tierra no existiría; y a Dios no se le puede ver con los ojos, pero eso no obsta para que esté, incluso, pluralmente.

Acá el tema que quiero conectar es el del crimen. Para nadie es un secreto que en el país y el departamento, el crimen es un problema de primer orden.

En sus facetas manifiestamente sangrientas y en las sutiles redes económicas y sociales. Sus protagonistas, propósitos y estrategias no se ven, pero existen.

Algunos nos quieren hacer suponer que apenas son una pesadilla.

El Alcalde Salazar hizo la tarea de hacer notar lo evidente; sus acusadores quieren convencernos de que aquí no pasa nada.

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