Un juez lo absolvió de los
cargos de concierto para delinquir con fines de homicidio y desplazamiento
forzado.
La Fiscalía lo acusa de
pertenecer a la banda delincuencial
“El Limonar”, en San Antonio de Prado.
10 de sus amigos paramilitares fueron condenados por la Justicia.
La Fiscalía apeló la
decisión judicial, por considerar que
existen pruebas contundentes contra el religioso.
Tenemos un resumen de los hechos delictivos del cura absuelto.
Un juez de la República
absolvió el sacerdote Óscar Albeiro Ortiz Henao, quien había sido detenido por
la Fiscalía General de la Nación por los delitos de concierto para delinquir
agravado con fines de asesinato, desplazamiento forzado y extorsión.
El 17 de abril de 2010 el Cuerpo
Técnico de Investigaciones, CTI, lo detuvo en Medellín y lo envió a prisión. El
religioso permaneció recluido en una finca, propiedad de la Curia, en el
municipio de Copacabana, de donde salió en las últimas horas tras el sorpresivo
fallo judicial.
Ortiz Henao, sindicado de
pertenecer a la banda delincuencial “Combo de El Limonar” o “Los Desmovilizados”, recuperó su
libertad el 12 de agosto de 2012.
La Fiscalía apeló la
sentencia absolutoria por considerar que existen pruebas contra el sacerdote de
hacer parte de ese grupo delincuencial dedicado a cometer homicidios,
extorsiones y desplazamiento forzado de personas en el corregimiento de San
Antonio de Prado, en el sur occidente de Medellín.
Según el ente acusador,
existen testimonios de habitantes del mismo sector que señalaban al padre Ortiz
Henao de connivencia y de ordenar asesinatos y desplazamientos perpetrados por esa
organización delincuencial, derivada del Bloque Cacique Nutibara de las
autodefensas.
Algunos hechos:
Los testimonios con que
cuenta la Fiscalía sostienen que el padre Ortiz Henao lanzaba amenazas contra
los líderes comunitarios de San Antonio de Prado que no lo seguían. Se afirma
que desde el altar, invitó a los ciudadanos para para que lincharan y sacaran
del corregimiento a quienes no estaban de acuerdo con él.
Pidió pena de muerte para
quienes consideraba guerrilleros y homosexuales.
En el año 2000 el asesinado líder
de los paramilitares, Antonio López, alias Job, y su familia intercedieron para
que el sacerdote permaneciera en el corregimiento, pues se pedía su traslado a
otra zona de la ciudad por sus extrañas actuaciones.
Antes de su traslado, el sacerdote
afirmó en la misa del domingo en la noche que había unos guerrilleros que se
querían tomar a San Antonio de Prado. Pero se trataba de cinco muchachos que
acampaban en la vereda El Chuscal. A las 7 de la noche del lunes siguiente fueron
asesinados y desmembrados.
El padre justificó muchas de
las muertes que ocurrieron en San Antonio de Prado y sus barrios entre 1998 y
2010 aduciendo que se trataba de guerrilleros, violadores o ladrones. Según los
testimonios de la Fiscalía, eran personas que no le colaboraban o cuestionaban
sus actuaciones.
Desde marzo del 2000, cuando
Ortiz Henao llegó a la parroquia San José de El Limonar, ofreció la
colaboración de “personas de bien” que devolverían la tranquilidad a la zona.
Allí operaban ocho bandas juveniles y las milicias del ELN. El religioso pedía
a la comunidad no denunciar ni avisar a las autoridades, pues lo único que
harían era cuidar el barrio y acabar la violencia. Según los testigos, el
sacerdote afirmaba: “La ley no hace nada y estas nuevas personas sí van a hacer
mucho por nosotros”.
Se trataba de un grupo de
Autodefensas comandado por alias “comandante Camilo”, quien tenía amistad con
el clérigo, quien tenía una finca en la zona controlada por las autodefensas,
avaluada en más de 500 millones de pesos.
El sacerdote invitó a Diego
Fernando Murillo Bejarano para presidir una reunión con el fin de unificar a los
combos delincuenciales bajo el mando de las AUC. Luego de varios asesinatos,
los jefes de las bandas empezaron a acatar a los nuevos jefes. El primero fue Alexander
Erazo, alias Bonito, hoy condenado a 60 años por secuestro.
Entre los aliados del
religioso se encuentran Francisco
Antonio Arias, alias Toñito, desmovilizado del bloque Cacique Nutibara,
comandante de los paramilitares en El Limonar 1. Carlos Diwel Henao Cardona,
alias Tula. Leandro y Fredy Restrepo, alias Mariano. Y los alias El Gordo Negro
y El 7. Robinson Cardona, alias el Mocho, Esneider, William, alias el Cabezón,
alias El Ronco, alias El Barbado y alias El Rosado. También Luis Alberto de Jesús Echeverry
Jiménez, alias “Beto” o el “Arquero” y una mujer, que fueron capturados en
operativos simultáneos al de la captura del sacerdote, cumplidos en los
municipios de Itagüí, Bello, La Estrella y Caldas.
Al menos 10 miembros de este
combo fueron condenados en el juicio por el mismo caso en que acaba de ser
absuelto el sacerdote Ortiz.
Los testimonios señalan a
Ortiz como el responsable de autorizar las “pelas” o golpizas a jóvenes del
sector, las ejecuciones, los homicidios, los desplazamientos y las vacunas a
comerciantes y transportadores. Las pelas se hicieron famosas, pues en ellas,
el padre llegaba armado de bate y correa, después de anunciarlas desde el
púlpito o en celebraciones frente a las casas de los sindicados de
guerrilleros, violadores, ladrones, homosexuales, las causales para pelar o
ejecutar a alguien.
En el año 2002, antes de la
negociación con el gobierno nacional para la desmovilización, se ordenaron los asesinatos
de Leandro y de Darwin, para poner de coordinador a Fredy Restrepo, alias
Marianito, servidor incondicional del religioso.
Pero aun cuando los desmovilizados
recibían los beneficios del Estado para la reinserción, manejaban armamento
pesado porque el padre Óscar ordenó no entregarlo. Se afirma que mantuvieron 14
fusiles AK47 y abundante munición.
En el 2003, después de la
reinserción, frente al restaurante infantil asesinaron a cuatro personas del
barrio Manrique, tildados de guerrilleros.
En 2004 masacraron a cinco
personas que habitaban el centro de salud del barrio El Limonar. Así asesinaron
a Luis Arnoldo Rodas Lora, Luis Elver Rodas Gutiérrez, Arturo Antonio Rodas
Lora, Adrián Villa y Arley Villa. Fredy Restrepo, alias Mariano, está
sentenciado a 38 años por esa masacre. Alias Toñito, quien participó en esa
masacre, está condenado como reo ausente.
Los testimonios relacionanal sacerdote con líderes políticos durante las campañas para Cámara y Senado de
2006. En una de las declaraciones se narra cómo Ortiz Henao se reunió en el
Country Club de Medellín, con los dirigentes Luis Pérez Gutiérrez, Luis
Fernando Duque, Jorge Morales, Francisco Antonio Arias, y alias Toñito. Allí
habría recibido más de 30 millones de pesos para él y sus colaboradores.
También se afirma que, por intermedio del odontólogo Farid Vélez, recibía
dinero para él y “los muchachos”, en la campaña por la Alcaldía de Medellín,
durante la cual tenían la promesa de que si ese candidato ganaba, “los dejaría
trabajar en paz”.
Todos estos testimonios de
que dispone la Fiscalía y muchos de ellos de conocimiento público en Medellín y
municipios vecinos, así como en la Internet, han hecho que la Fiscalía apele la
decisión de juez, por considerar que el material probatorio contra el religioso
es abundante y contundente.