En palabras de Fajardo, la consigna fue “lo más bello para los más humildes”, de modo que el orgullo de lo público nos irradie a todos. La belleza de la arquitectura es esencial: donde antes hubo muerte, temor, desencuentro, hoy tenemos los edificios más imponentes, de la mejor calidad, para que todos podamos encontrarnos alrededor de la cultura, la educación y la convivencia pacífica. Así mandamos un mensaje político sobre la dignidad del espacio para toda la ciudadanía, sin excepción, lo que supone un reconocimiento, reafirma la autoestima y crea sentido de pertenencia. Tenemos que construir los edificios más hermosos donde la presencia del Estado ha sido mínima”.
Entre las obras más visibles están: cinco gigantescos parques-bibliotecas en las comunidades más abandonadas, un gran centro cultural, sobre el antiguo basurero de Moravia, la casa de lectura infantil y un innovador sistema de transporte público que acortó las distancias de manera radical entre los antiguos guetos urbanos y el centro de la ciudad.
Medellín no es el único caso que demuestra que la acción social es mucho más efectiva que la policiaca para inhibir la delincuencia.Ahí también está Bogota o Curitiba en Brasil.
En Morelos urge retomar estos ejemplos de éxito. Para ello, lo primero que habría que hacer es crear una policía única, que libere a los municipios de prevenir la delincuencia a través de policías y que los obligue a inhibir delitos por medio de una estrategia mucho más eficiente, la del desarrollo social.
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